El especialista en Medio Oriente Kevin Levin analizó las implicancias geopolíticas y económicas del conflicto en Israel para Europa y, especialmente, para España. 

El 7 de octubre pasado el grupo terrorista Hamas perpetró un ataque sin precedentes a Israel, que siguió con la respuesta bélica del estado judío y su incursión en la franja de Gaza. Ante ello, el equipo de Business Intelligence de ACM convocó a Kevin Levin, experto en Medio Oriente por la Columbia University, para analizar la situación y establecer los posibles escenarios en un webinar exclusivo. 

La presentación se inició con la puesta en contexto a nivel histórico y geopolítico de los hechos recientemente ocurridos, continuó con las implicancias económicas y de seguridad a nivel europeo a corto y medio plazo, y cerró con los cambios y posibilidades que se abren en lo económico. 

Tras la retirada unilateral de Israel de la franja de Gaza en 2005 y el inicio del gobierno de Hamas (primero, mediante elecciones, después como dictadura), se dio una situación de beligerancia cíclica. Se trató de enfrentamientos armados que Israel administró sin pérdidas significativas los últimos 15 años, en los cuales no se iniciaron negociaciones de paz por la parte israelí ni palestina, como tampoco por otros países de la región. 

Mientras tanto, los países árabes del Golfo comenzaron a ver en Israel un “aliado deseable” ante el crecimiento de Irán como amenaza y la necesidad de los estados de adquirir tecnología militar y agrícola israelí, necesaria para diversificar sus economías y evitar la dependencia directa de los hidrocarburos. Por estos motivos, firmaron acuerdos de normalización de relaciones con Israel (Marruecos, Bahréin y Emiratos Árabes Unidos, Turquía), que, sumado a la pasividad de la Autoridad Palestina (gobierno en Cisjordania), arrinconaron a los palestinos y derivaron en los recientes ataques perpetrados por Hamas, como un factor de disrupción al nuevo orden reinante. 

Lo asesinatos y secuestros de civiles en el sur de Israel representaron un punto de inflexión en el ciclo de violencia sostenido los últimos años y llevó al gobierno israelí a tomar una postura drástica. Según el primer ministro Benjamin Netanyahu, implica “un costo muy alto para el enemigo (Hamas)”, que incluye la destrucción total de la organización terrorista, “minimizando lo más posible la pérdida de vidas civiles”. 

Entre las reacciones inmediatas al conflicto, es debido remarcar las críticas de los países árabes que mantienen la paz con Israel (Jordania, Egipto, etc.) y sus gestos de solidaridad hacia los palestinos, que son de momento simbólicos, pero pueden traducirse en políticas públicas en el corto plazo. Asimismo, los acercamientos generados entre Israel y los países del Golfo se pausaron indefinidamente, al menos hasta la resolución del conflicto. 

Por otra parte, como era esperable, el apoyo de Estados Unidos a Israel se materializó en el envío de tropas y en el viaje de Joe Biden a Tel Aviv, aunque no queda muy claro por cuánto tiempo y con qué intensidad, ya que podría depender de presiones internacionales y locales para su gobierno demócrata. 

Escenarios y consecuencias económicas 

Principalmente se presentan al menos tres posibilidades en términos de la escalada y su duración.  

  1. En primer lugar, el escenario actual: un conflicto armado limitado a Israel y los territorios palestinos. Según Bloomberg, de continuar de esta manera, la situación tendrá un impacto en el precio del petróleo (incrementos de hasta cuatro dólares el barril), en la inflación y moderadamente en la pérdida de al menos medio punto del PIB a nivel mundial.
  2. Un segundo escenario se abre si se incorporan directamente al conflicto Siria y el Líbano, desde donde la organización terrorista Hezbolá viene lanzando misiles a Israel desde iniciada la guerra. En este caso, el petróleo podría aumentar a al menos ocho dólares el barril y con ello generar distorsiones importantes en el resto de los indicadores económicos.
  3. Una escalada en el norte de Israel podría conducir al tercer escenario, el cual prevé el involucramiento de Irán. Dicha situación, de asomarse, conllevará una alta presión internacional sobre Israel y especialmente de Estados Unidos para terminar la guerra evitando un conflicto aún mayor. Ese caso, además de las consecuencias bélicas, provocaría un precio disparado del petróleo hasta incluso 150 dólares por barril (sumado también a algún tipo de manipulación de ciertos actores), con impacto directo en la inflación y una caída en el PIB de las economías mundiales de aproximadamente 1,5%. 

En cualquiera de estos escenarios, es claro que el impacto económico en la región es alto y duradero. Israel entró en la guerra en una situación de relativa fortaleza con una moneda que se venía depreciando debido a los conflictos políticos por la reforma judicial y que acabó por perder un 3% de su valor en octubre. Si bien el Banco de Israel ha logrado contener la situación con la venta de 30 mil millones de dólares en reservas, los altos costes de la guerra tendrán su correlato en la tasa de crecimiento, el déficit estatal y la inflación al menos en 2024.  

Por otra parte, el ejército movilizó 360 mil reservistas, quienes dejaron sus puestos de trabajo generando escasez de mano de obra. De ellos entre el 10 y el 15% pertenecen al sector hi-tech, (18% del PIB israelí) el cual, a su vez, vio congelada la recaudación de fondos de startups. Si bien la industria tecnológica israelí no dejará de ser atractiva, es probable que las empresas busquen trabajadores en otros países si la guerra se extiende más de dos meses. 

Según el analista invitado, el turismo (6% de la mano de obra israelí y 3% del PIB) es otra industria totalmente afectada que, estabilizada la situación, verá un repunte a nivel de los viajes de israelíes hacia el extranjero. En este caso, serán los países europeos como España los más beneficiados, principalmente, por motivos de seguridad y costes. Los israelíes viajarán a destinos cercanos que no representen un gran esfuerzo económico y en los que se sientan seguros. En particular, evitarán países árabes con alto tráfico turístico en los últimos años, como Marruecos, EAU y especialmente Turquía, el principal destino vacacional para los israelíes, a donde probablemente las aerolíneas mantengan las cancelaciones de vuelos aplicadas por la guerra. 

Si bien resulta imposible determinar la duración del conflicto, se prevé que continúe al menos dos o tres meses, y que desemboque en la caída del gobierno de facto de Hamas y su reemplazo por la Autoridad Palestina, o una coalición internacional. 

Finalmente, a nivel de la política israelí, resulta verosímil pensar que se dará un cambio de gobierno con posibilidades de que lo encabece Benny Gantz, uno de los principales opositores a la coalición gobernante. Sea quien sea, el coste político para Netanyahu será alto y definitivo.  


Débora Malamud es analista en Ardup Corporate Managent. © 2023 ARDUP Corporate Management (ACM) – Todos los derechos reservados.