“Somos capaces de financiar al Estado de Israel, incluso en los escenarios más extremos”, afirmó Yali Rothenberg, alto funcionario del Ministerio de Finanzas en la Knesset.

La movilización de 360.000 reservistas, la generación de 264.000 nuevos desempleados y la revocatoria de permisos de trabajo de 164.000 palestinos, como consecuencia de la guerra en Gaza, condujeron a una reducción de casi un 20% de la población económicamente activa de Israel. Comercios cerrados, obras detenidas, miles de personas desplazadas, vuelos cancelados y el éxodo de 300.000 israelíes poseedores de un pasaporte extranjero, llevarían a una situación casi apocalíptica a cualquier país, pero no aparentemente para Israel; al menos en el corto plazo.

Es sabido ya por la opinión pública, que el atentado terrorista del 7 de octubre tomó por sorpresa al Ejército y a los servicios de inteligencia, pero no a la economía israelí. Con un crecimiento anual de 3%, una balanza de pagos en superávit de 4,2% del PIB y una renta por habitante de 42.000 euros, Israel encaró el inicio de la campaña militar con una buena salud económica. Señal que los mercados han traducido en la seguridad de que el estado hebreo puede financiar la guerra con sus propios recursos y que, si es necesario, la Reserva Federal de Estados Unidos otorgaría la liquidez para mantener estable a su economía.

Queda muy claro que una economía de guerra nunca es beneficiosa para un país. En el caso israelí, las finanzas públicas podrían complicarse rápidamente si el conflicto se alarga en el tiempo o se extiende geográficamente más de lo esperado. Un ejemplo de ello, son la cuentas fiscales, que alcanzaron un déficit de 5.400 millones de euros, mientras que la deuda pública aumentó aproximadamente 7.400 millones de euros, ambos durante los primeros treinta días de la guerra. «El coste semanal del conflicto es de 250 millones de euros, solo en material militar,  pero el impacto ha sido mucho mayor en el consumo de la población», agregó el funcionario.

La guerra ha cambiado los hábitos y la capacidad de gasto de parte de la sociedad. Por ello, el Ministerio de Finanzas facilitó el aplazamiento del IVA, a la vez que lanzó un paquete de subvenciones que busca reducir las pérdidas de las PYMES y los autónomos. Por su parte, el Banco Nacional de Israel reducirá las tasas de interés entre 0,25 y 4,5% para todo 2024. Según The Economist Intelligence Unit, el objetivo sería dar liquidez para fomentar el consumo sin romper un equilibrio monetario.

El turismo, un sector debilitado

Tal y como se mencionó en artículos anteriores, el turismo, que aporta 5.000 millones de euros anuales a su economía, es uno de los termómetros más representativos del poder adquisitivo y de las expectativas de gasto de la población israelí. De registrar un incremento en sus principales indicadores de enero a septiembre, el sector emisor vio sus actividades reducidas en un 73,1% entre octubre y noviembre, ambos en comparación al mismo periodo de 2022.

A pesar del esfuerzo del Gobierno en mantener activas a las aerolíneas nacionales, materializado en un fondo de garantía operativa de 4.500 millones de euros, la gran mayoría de compañías de aviación extranjeras cancelaron sus vuelos. La excepción fueron Etihad y Fly Dubai (Emiratos Árabes Unidos), Hainan Airlines (China) y Azimuth (Rusia). “Sabemos que el retorno del tráfico aéreo será progresivo a partir de enero de 2024”, señaló un alto funcionario del Aeropuerto Internacional Ben Gurión.  Lufthansa y Tarom comenzaran a normalizar sus actividades en enero, mientras que Iberia, Air Europa, Air France, TUS, Swiss y Austrian, lo harían en febrero. 

En lo que respecta a las reservas de viajes al extranjero, turoperadores consultados indicaron que la demanda de vuelos y alojamientos se están reactivando de manera gradual; principalmente a partir de las vacaciones de Pesaj, la pascua judía. “Prevemos que el turismo desde y hacia Israel se normalizará por completo a partir del segundo trimestre de 2024”, indicó Mark Feldman, director ejecutivo de Ziontours y Diesenhaus. 

La situación del sector turismo concuerda con la previsión de los principales agentes económicos respecto a la reactivación de la actividad en general. Si bien es un supuesto basado en expectativas del fin de la guerra, tiene fundamento en la capacidad económica y en las medidas de fomento al consumo que viene aplicando el Gobierno.

El mercado da por positivos a los números y a las previsiones. Sin embargo, como en otros conflictos, los desenlaces suelen depender de cuatro pilares. El primero, la economía, que claramente no es un problema para este país. El segundo, el coste de vidas, que el ejercito intenta sea el menor posible para sus soldados. El tercero, la presión social, que cada día va en aumento en las calles de Israel.  Y el cuarto, la ambición política de los líderes, que según los analistas consultados se puede tildar de desmedida.


Carlos Benzaquen es director de ARDUP Corporate Managent. © 2024 ARDUP Corporate Management (ACM) – Todos los derechos reservados.